Aquí, en mi habitación.

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Todo se convierte en un verbo que va vagando por estas cuatro putas paredes. Esta concentración de pena y desasosiego va a terminar acabando conmigo, mis esperanzas y mi mundo, pero es casi adictiva.
Tengo que ponerle remedio ya, pero no quiero huir otra vez más..
Voy a hacerlo.
Necesito algo de superficialidad ya, una tarde entera comprando, un paseo lleno de conversaciones hipócritas con algo de cafeína en la mano, o qué se yo.

Bueno, para todos aquellos que quieran escapar de lo triste, de lo obligatorio y medianamente moral, aquí un pedazito de locura para volver poco a poco a la rutina.
Pero ésta vez sin perderse, lo prometo.



Que viva ésta versión


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